Thursday, November 13, 2014

La batalla más dura es la que damos contra nosotros mismos

No pretendo justificarme ni convencer a nadie, mucho menos autoconvencerme de nada. Pero quiero repetirlo una vez más: me encanta ser mamá. Me fascina ver crecer a mi gorda, acompañarla en el proceso de descubrir el mundo, estar siempre ahí para ella. Realmente es un momento especial de mi vida que no creí que me haría sentir tan feliz y plena.

Por otro lado, siento culpa, mucha culpa. Siempre me imaginé con varios hijos, exactamente 3. Hablaba de mi pequeña multitud y me gustaba la idea de tener tres descendientes correteando en la casa. Pero mi princesa vino a cambiar mi perspectiva y, aunque me cuesta reconocerlo, la verdad es que hoy no quiero tener más hijos.

Digo que me da culpa porque me encanta ser mamá, es lo mejor que me pasó en la vida. Entonces, la pregunta lógica que me hago a diario es: si tanto te gusta y tan feliz te hace, por qué no querés vivirlo nuevamente? Y mi respuesta siempre es la misma: no quiero volver a pasar por este proceso agotador, aunque tan gratificante. Es muy duro ser mamá, darles la atención que necesitan, dedicarles el tiempo que requieren. Y sinceramente, no creo poder hacerlo otra vez. Así, me sincero conmigo misma y me culpo, porque siento que está mal sentir de la manera que siento. A veces me cuestiono si tendría otro hijo sólo para sopesar esa culpa, aunque en el fondo me sienta a gusto con una sola hija.

Ni el pretexto de "mi varoncito" cambia mi perspectiva. De hecho, a veces pienso, que de tener otro hijo, sería tan lindo tener otra nena, aunque alguna vez soñé con mi hombrecito. Pero jamás podría volver a ser la mamá que fui y que soy con Sofía, aunque quisiera. Ya no tendría tiempo, no me alcanzarían las manos.

Algunos dirán "se pone más fácil con el segundo", o "mejor tenerlos seguidos así lo hacés todo de una sola vez". Y probablemente tengan razón y un segundo hijo sea más fácil, aunque en el fondo creo que más que fácil, sería menos estresante, porque uno ya ha superado muchísimos miedos, aunque no todos. Tener hijos seguidos para criarlos de una sola vez? Es que acaso quienes lo sostienen ven a la maternidad como una carrera contra reloj? La obligación de "tener" más de un hijo y hacerlo todo rápido para que pase cuanto antes? No lo entiendo, en serio. Porque dentro de lo duro que es criar una persona, disfruto el proceso. La diferencia es que no creo poder hacerlo con otra persona más.

Tal vez sea muy pronto para cuestionarme tantas cosas. Tal vez la culpa sea simplemente el reflejo de la ilusión de armar una pequeña multitud sin haber sabido lo que ello conlleva, en mi escala de prioridades. Y tal vez mi mayor miedo sea confirmar mi mayor temor: no poder amar tanto a un segundo hijo como amo a mi reina.

A veces quisiera no pensar tanto. A veces me gusta hacerlo, porque todas mis decisiones son producto del amor que pongo a todo lo que hago. De todos modos, aún hoy no logro salir de esta incertidumbre que me genera el no querer volver a ser mamá. La culpa es interna, la lucha es conmigo misma. Una lucha que no vale la pena continuar, pero que está ahí latente y no la puedo evitar.

Se irá de mí este torbellino de sentimientos algún día? Podré amigarme con mi verdadero yo?

No comments:

Post a Comment